En el argot de la gestión de tareas, es conocida la matriz de Eisenhower, que divide qué debemos hacer en función de su grado de importancia y urgencia. Resumiendo mucho: la recomendación general es primar lo importante sobre lo urgente.
Por ejemplo: ¿Es más importante acabar X asunto del trabajo o quedar con ese amigo al que hace tiempo que no ves? Una cosa es urgente, la otra es la realmente importante. Y sé que la mayoría de la gente estamos supeditados a un trabajo que implica un horario fijo, a veces de forma obligatoria; a veces para que no se nos vaya de las manos. Pero, este enfoque, puede aplicarse en distintos ámbitos.
Interludio por algo que quizá te interese:
Salgo de esas horas en Madrid con la idea reforzada de que tanto lo urgente —salvo emergencias de las peligrosas, no nos pasemos—, como lo importante, pueden moverse adelante o atrás sin importar tanto como creemos. Y, también, que a veces hay cosas que, si no hacemos, tampoco pasa nada.
Quizá tenga esa sensación porque hay estudios (lo siento, pero no he buscado la referencia, esta edición es de verano y me importa más dejar de escribir y salir a la calle, pero te aseguro que lo leí en algún lado) que dicen que los humanos tenemos la impresión de que el tiempo pasa más rápido cuando cumplimos años porque cada vez hacemos menos cosas nuevas. Y, en mis horas en Madrid, si bien no hice cosas nuevas, sí algunas que hacía tiempo que no hacía. La rutina tiene muchas cosas buenas, pero salir o innovar dentro de ella, también.
Ojalá dejemos de ir tan detrás del reloj.
Ojalá deje de ir tan detrás del reloj.
Los humanos, incluso sin ser reyes romanos que lanzaban rayos por las manos, hemos construido nuestra relación con el tiempo desde siempre porque, simplemente, al no poder controlarlo, es el contrato que nos damos. Directamente, nos lo inventamos. Quizá alguien mañana se invente que el mes de agosto dura ahora 60 días.
Puedes probarlo en tu casa, aunque sea de forma interna. Entre nosotros podemos llamarlo “hacer un Numa”.
—
Hasta aquí todo por hoy.
Nos leemos, si quieres. Y espero cualquier comentario, opinión o apunte con los brazos abiertos. Solo tienes que responder este mail. Estoy al otro lado.
Disfruta y que pases un buen día.
Víctor