No vivimos tiempos fáciles, eso está claro.
La incertidumbre gobierna el presente y puede que tengas la sensación de que el futuro se desvanece sin que puedas evitarlo.
Pero deja que te cuente algo.
La semana pasada estuve dando una charla en un instituto con alumnos de segundo de Bachillerato.
Ellos también están bailando con su incertidumbre.
Tienen muchas dudas, no saben qué hacer y sienten el peso de la responsabilidad como nunca antes.
Acuérdate.
El caso es que uno de sus profesores, que también fue el mío hace casi dos décadas, me invitó a hablar con ellos para compartir mi experiencia.
Si te soy sincero, yo nunca fui un alumno brillante…
Pero Javier, este profesor, me ayudó a creer en mí y a superar aquella etapa.
Así que les expliqué a los chicos qué pueden hacer y cómo pueden cambiar su futuro, por muy oscuro que les parezca el presente.
Y todo esto me hizo reflexionar sobre la diferencia entre liderar con autoridad o hacerlo con comprensión y condescendencia.
- El autoritarismo marca distancias y aleja.
- La participación genera sinergias y cercanía.
¿Pero significa esto que debemos evitar siempre y en todos los casos un liderazgo de tipo más autocrático?
Definitivamente no.
Porque aunque el carácter autoritario del líder puede ser agotador para su equipo a largo plazo, en determinadas situaciones de crisis o urgencia puede convertirse en un auténtico salvavidas.
Piénsalo y dime si te suenan algunas de estas situaciones:
- Vives un contexto de presión que exige resultados o cambios drásticos a corto plazo.
- Existe un problema serio a la hora de superar objetivos y obtener resultados, y necesitas hacer algo YA por remediarlo.
- Tu entorno está viviendo una etapa de incertidumbre y tienes la sensación de que los cimientos se tambalean.
- La situación de tu organización es crítica y sabes que hay que tomar decisiones rápidas para salir a flote.