Tengo la suerte de trabajar con un equipo muy grande.
Hablo con un montón de personas a lo largo del día y creo que tener un montón de interlocutores es enriquecedor.
Cada uno tiene una forma de ser y de pensar, un carácter, una actitud y una aptitud.
Es un mundo de personalidades.
La semana pasada, en concreto, me reuní con una chica que ha tenido un problema personal.
Y claro, eso le está afectando a nivel profesional también.
Hablando con Laura, me di cuenta de que este choque emocional está repercutiendo en cómo se ve a sí misma.
De algún modo, siente que no encuentra su hueco, ni en la esfera privada ni en la laboral.
Pero en realidad es una persona brillante.
Es encantadora, simpática, agradable, inteligente…
Una tía genial, vaya.
Tiene todas las cualidades que cualquier persona podría envidiar, y lo cierto es que desarrolla su trabajo como nadie.
¿Por qué entonces está empezando a verse de una forma tan distorsionada, hasta el punto de no valorarse como realmente es?
Esto es más común de lo que imaginas y tiene un nombre:
Se llama síndrome del impostor.