🗞 Memorándum - Vuelta al cole 👨🏼‍🏫

Si existe un concepto mal entendido en la pedagogía, este es, sin duda, el de «aprendizaje por descubrimiento» de Bruner. Te lo explico.

  (Publicado en Cuadernos de Pedagogía el 19 de octubre de 2021) Íñigo F. Lomana acuñó hace algún tiempo ese adjetivo para caracteriza…

El artículo hace una revisión del movimiento conocido como antipedagógico, y las falacias en las que se basa. Se revisan los fundamentos históricos de la innovación educativa, con especial incidencia en el caso español. Especialmente se hace mención a la escuela nueva y a la pedagogía crítica. Por última se hace una crítica a la banalización de las prácticas pedagógicas por parte de algunas corrientes educativas y se hacen dos propuestas de mejora: la consolidación de una ciencia pedagógica unida y recuperar el debate educativo por parte de la pedagogía.

Frente a los ataques que la pedagogía sufre desde algunos frentes que se autoproclaman portadores de una verdad educativa lejos de toda sospecha, el artículo propone una visión sosegada y reflexiva sobre lo que supone “estudiar educación”. Para ello, los autores recuperan el género epistolar, un registro narrativo en peligro de extinción, para dirigirse a futuros estudiantes de educación, respecto de distintos asuntos como, por ejemplo, sus expectativas sobre la formación inicial o la necesaria complementariedad entre recursos didácticos y fundamentos teóricos.

La pedagogía siempre ha tenido una relación compleja con el profesorado. No obstante, en los últimos tiempos ha aumentado el fenómeno conocido como “movimiento antipedagógico” que se ha difundido entre gran parte del profesorado y se ha radicalizado -aún mas si cabe - en sus planteamientos. Este aumento del fenómeno antipedagógico tiene que ver también con el reciente interés de entidades e instituciones - como algunos bancos o fundaciones - en la educación. Los cuales se han adueñado de términos hasta ahora pedagógicos como el de innovación y que promocionan profesionales con determinados perfiles como “Influencers educativos”. ¿Qué hace o debe hacer la pedagogía ante esta situación?