Hola Francisco Javier,
Aunque ya tengo años que no te veo, te recuerdo en mi memoria… del día en que llegaste, cuando mi mami te trajo. En ese momento era estudiante de la cultura oriental, aquello del equilibrio, la yoga, el ying y el yang y pare usted de contar.
Así que me encantó que te incorporaras a la familia de plantas de la casa.
Como no nos gustó verte solito, en seguida buscamos otro, pero principio típico de marketing: Siempre recordarás a los primeros y a los demás no. Tal vez por eso olvidé el nombre de él.
Fuiste tan bello, creciste tanto y tan inspirador a la vez, que comencé a regalar parientes tuyos a mis más queridas amigas. Les indiqué siempre que revistieran con cinta roja por la protección y que como el mío, colocaran un nombre.