Que si la leche, que si el punto dulce, que si la sal, la rama de canela y nada de nada. Estaba muy lejos de saber que secreto envolvía a esa taza que me servían de niña y me sabía a gloria.
Hasta que un día, querida taza prófuga hice esa seductora bebida con una bola de cacao que me regaló mi hermana y me explicó detalladamente como hacer. Ella me la dio con un envase de peltre que le compré de su marca de detalles y regalos
V_unique_always.
El cacao era hecho por una emprendedora de Carúpano y su marca se llama
Carucao. ¡Qué cosa tan exquisita!
¡Oh santísimo! El sabor de mi abuela… Tanto buscarlo y lo encontré justo por accidente. Son las especias, el piloncillo, la tierra de Paria. Todo tuvo sentido, puesto que mis raíces son realmente Sucrenses. Y eso hizo una gran diferencia.
Bendigo mi tierra y las manos que trabajan en ellas… porque sé, que ya que tenemos el mejor cacao, algún día nos las creeremos y
tendremos el mejor chocolate.