La gente del centro del país te sigue prefiriendo desteñida y yo pícara y en silencio me burlo. “Ellos” no saben de lo que se pierden al despreciarte con tu dorado y tostado que para mi es el “original”. ¿Qué habría que decirte, ahora que estamos en tus días?
Solo te digo: Sigue siendo la reina de nuestra mesa y con ello representando nuestra alma y felicidad.
Fuerzas perversas en alguna época pasada minimizaron la posibilidad de que siempre nos acompañaras, por una especie de evento de escasez. ¡Qué equivocados estaban! Eso hizo que te valoráramos más.
Hoy hasta yo te quiero y declaro que no me separaré de ti. Gracias siempre por estar y ser parte de mis desayunos más memorables… Además de poner a muy buena altura las 10 letras de nuestro país Venezuela.
Aquí tu siempre fan… Sheila