Y porque no hay quinto malo, nací yo querido cinco,
Yo no quisiera que mi siete (día en que nací y también mi esencia según la numerología) se sienta mal. Pero verme de cinco años siempre me conecta a ese ser disciplinado y juguetón que despertó a construir sus recuerdos, a su infancia y en general a la vida.
Somos cinco hermanos, unidos, geniales, maravillosos que tuvieron mamá y papá. Y esa gente fue valiente.
Y cuando a mi abuela le preguntabas la edad, con gracia eterna te decía que había nacido en el año cinco (léase, en el siglo pasado en 1905).