Para mi manjar de los dioses, mi fruto añorado
Te escribo estas líneas porque tengo tiempo que no te pruebo, para mi pesar. Aquí en Caracas, donde vivo, llegas de forma alargada. Aunque igualmente pulposo y exquisito, pues no es así como te recuerdo de mi infancia… redondito perfecto y con un olor que me emborracha de amor.
He probado en balde que mi hijita consiga la fascinación que yo te tengo. Pensaba que era cosas de niña mingona -que mea culpa, ella es por mi causa así- y que seguro con los años se le pasaría.