Si me tienes sintonizado, igual ya sabes que esta semana he tenido la oportunidad de participar en el podcast
Webificando de Abel y Robert. Como suele pasar cuando me dan cuerda, hablé como una cotorra. En mi descargo, digo como decía aquel
“si ya saben cómo me pongo, para que me invitan”. Al final más de dos horas hablando de mis cosas, pero tratando de ser lo más honesto posible.
Hablando de honestidad me gustó que Robert me preguntara si el podcast República Web, me había ayudado a traer clientes. Mi respuesta fue clara: cero patatero. Si descuento los trabajos que me han pasado mis compañeros del podcast, no he conseguido que mi labor detrás del micrófono repercuta en captación de clientes. Durante un tiempo lo llevé bastante mal y reconozco una gran decepción personal. Luego haces balance y valoras otras cosas. Por ejemplo, el orgullo de lograr sacar un proyecto hacia adelante y saber que gente como tú, se identifica con tu trabajo. No es poca cosa.
Webificando el tema con los amigos Abel y Robert, explicaba que no en pocas ocasiones mis compañeros de micrófono, me achacaban poco espíritu comercial. “No te vendes Javier”. Encajo esa crítica con resignación, pero mi testarudez me obliga a darle más vueltas. ¿Qué demonios no hago bien? Vamos con ello.