Esta novedad, que puede parecer menor, en realidad es la parte visible de un terremoto subterráneo que se está dando en la economía y la política mundial. Y las verdaderas consecuencias todavía no se han visto.
MiamiCoin fue creada a partir de
CityCoins, una plataforma que permite a las ciudades crear sus propias cripto sobre el blockchain de Bitcoin.
Y no va a ser la única, obviamente.
El proyecto de Florida fue el primero pero ya está avanzado el de San Francisco.
Un análisis superficial diría que el principal beneficio será el ingreso extra que le dará a los gobiernos locales para pagar programas o servicios. Es un beneficio, quizás, pero está lejos de ser el más importante.
El impacto más grande que tendrá es que se está abriendo la puerta para la aparición, con respaldo oficial, de numerosas monedas privadas o cuasiprivadas que van a cambiar radicalmente el panorama de los medios de pago y ahorro en la economía del futuro próximo.
En cuanto esas ciudades comiencen a aceptar, por ejemplo, el pago de impuestos y servicios en esos nuevos tokens (lo que es probable que suceda), se habrá lanzado una nueva era de competencia de monedas.
Obviamente, esto ya sucede con docenas de criptomonedas que son minadas y utilizadas diariamente, pero la diferencia es que los Estados, en esos casos, tienen todo el interés de restringir o limitar su circulación. Es decir, eliminar la competencia.
En cambio, si la moneda es creada por ellos mismos, o si una parte considerable del beneficio de crearlas queda para ellos, la cosa cambia.
Hay por supuesto varios casos en los que bancos centrales de algunos países han creado o planean crear monedas digitales, aunque estas son prácticamente la versión electrónica de la moneda fiduciaria que ya tienen, como el Yuan digital chino,
que sigue avanzando.