El dropshipping básicamente reduce el área de acción del dueño de la tienda online al marketing y las ventas.
No es poco trabajo ni es simple, pero aumenta las posibilidades de éxito al simplificar y permitir enfocarse y especializarse en un área.
Aunque requiere esfuerzo y no está exento de riesgos, permite algo que es valiosísimo y que también es un beneficio esencial de la economía digital: experimentar a bajo costo.
Probablemente esa sea la mayor ventaja.
La mejor investigación de mercado es probar si un producto se vende o no.
Esa es la gran ventaja que tienen todas las startups digitales y que les permite arriesgar para ser tan innovadoras: el costo de equivocarse no es tan alto.
Pueden probar qué funciona y qué no, ahorrando muchos de los costos en que incurren las empresas tradicionales.
Si bien obviamente tienen que invertir dinero en desarrollo (con el low code y otras herramientas, cada vez menos, pero eso es para otro artículo), no es necesario fabricar ni gastar en crear y mantener un stock de productos. Tampoco en envíos.
Es esa misma ventaja la que puede disfrutar un vendedor de productos no digitales cuando experimenta con un producto utilizando un sistema de dropshipping.
Luego de probar que cierto producto tiene una demanda suficiente en el mercado se puede pasar a otro modelo, donde quizás tenga sentido mantener un stock a cambio de mejorar el margen y de controlar mejor la cadena de abastecimiento.
En otras palabras, se puede probar el producto en el mercado con muy poco dinero y riesgo, darnos a conocer, desarrollar una mínima base de clientes, crear una marca y entonces sí, cambiar por un esquema con mejor rentabilidad y más control.