Finalmente, muchas de las empresas que forman y formarán en el futuro parte del Metaverso, funcionan sobre la base de un conjunto de reglas establecidas como un smart contract o contrato inteligente.
Eso quiere decir que son de aplicación y cumplimiento automático y no son modificables arbitrariamente por nadie, por más votos que tenga.
Un sistema de este tipo es estable y confiable, algo de lo que nuestros actuales sistemas políticos suelen carecer.
Son formas de gobierno similares a las que existen en las DAOs, organizaciones cuasi-empresariales, basadas en contratos inteligentes y que no necesitan la existencia de confianza entre sus miembros.
Son organizaciones muy eficientes, en ese sentido, que pueden aplicarse a diferentes fines.
Como se puede ver, la evolución política y económica que puede generar la expansión del Metaverso y de las actividades en el mundo digital son mucho más profundas de lo que podríamos haber pensado.
Imaginemos lo que sería un mundo en el que la moneda no se depreciase, los derechos de propiedad fuesen respetados, los servicios de los países fuesen mejores, con menores impuestos y el sistema financiero fuese robusto y a prueba de crisis.
Un sistema así crecería obviamente a gran velocidad y el bienestar de las personas aumentaría al mismo tiempo.
¿Será esto lo que nos depara el futuro?
Es posible, aunque no sea seguro.
En cualquier caso, lo veremos pronto. Muy pronto.