La semana anterior el Gabinete Ga Ga no se pudo publicar porque estuve en una feria internacional de educación superior. Un evento en el que había universidades de todo el mundo -desde Estados Unidos hasta China, pasando por diversas naciones europeas- y que me permitió investigar un poco sobre las políticas de atracción de alumnos en distintos países.
Entre todas las preguntas que formula el alumnado que asiste a informarse a esas ferias, dos siempre se repiten: “¿cuánto cuesta estudiar en vuestra universidad?” y “¿tenéis becas que cubran el 100% de las tasas?”. La verdad, y tras asistir a muchos eventos de este tipo, es que me sigue asombrando que pregunten por becas completas a todas y cada una de las universidades, cuando nunca obtienen un sí.
Con ánimo de resolver mis propias dudas, me dirigí a los representantes de universidades francesas y alemanas para preguntarles por ese producto “gratuito” que los estudiantes pedían, por si algo se me escapaba. Las primeras, me indicaron que el sistema era idéntico al de España: tasas iguales para todos, pero con aportación siempre por parte del alumnado. Las segundas, me dijeron que sí, efectivamente, estudiar era gratuito para todos.
“¿Dónde está el truco entonces? ¿De verdad es posible subvencionar íntegramente los estudios a personas de fuera de la UE”, pregunté a mis homólogos alemanes. “Bueno, la verdad es que para poder estudiar en una universidad alemana debes realizar un curso previo y obligatorio de capacitación en conocimientos e idioma y las tasas que cobramos por semestre en esa formación están cerca de los 2.000€”. He ahí la clave.
Tras preguntar igualmente a universidades nórdicas y algunas otras, la situación parece clara: existe gran interés por atraer a estudiantes no comunitarios, pero las vacas gordas desaparecieron hace muchos años, ya no existen las “becas totales” en universidades receptoras y se buscan formas adicionales de financiación.
En este contexto, se publicó justo antes de ayer, 21 de noviembre, el artículo
France launches new international recruitment strategy [eng], que recomiendo encarecidamente leer. En él, se explica cuál va a ser la política de atracción de estudiantes por parte de Francia durante los próximos años y me parece realmente interesante porque hay muchos aspectos que, en mi opinión, España debería literalmente imitar y copiar.
Algunos de esos puntos interesantes:
- Estrategia a largo plazo, para incrementar en medio millón el número de estudiantes anuales en una década.
- Ante el crecimiento de la competencia internacional por atraer estos estudiantes, recursos para facilitar los procesos de visados, burocracia, etc.
- Estrategia publicitaria unificada con lema común.
- Incremento de las tasas para los estudiantes no comunitarios.
- Incremento, a la vez, de las becas disponibles.
- Incremento de los títulos ofertados en inglés.
Frente a la alta competencia y dificultad de acceso a las universidades norteamericanas y canadienses, así como a las altas tasas de Reino Unido, existe un gran número de países en crecimiento que quieren enviar a sus estudiantes a formarse en otros países europeos que disponen igualmente de prestigio y títulos válidos internacionalmente.
Las universidades españolas tenemos ahora mismo una oportunidad única para posicionarnos como mercado receptor porque disponemos de todas las características para ser muy atractivas: educación de alta calidad, prestigio, un coste de la vida bajo y un país interesante (y seguro) para el alumnado internacional. ¿Por qué no aprovecharlo, especialmente en la formación de posgrado?