Esta semana Adobe ha anunciado que el año que viene tendremos disponible una
versión completa de Photoshop para utilizar en el iPad Pro. Algo que, según mi opinión, supone el paso final de la
transformación del modo en que utilizaremos nuestros dispositivos informáticos en el futuro. También, de la progresiva desaparición de los equipos de sobremesa y portátiles tal y como los hemos conocido hasta ahora. Me explico:
Actualmente, los ordenadores convencionales ya tienen números de ventas en decrecimiento
desde hace años. Al usuario que no utiliza la informática profesionalmente en cualquiera de sus ámbitos (programación, diseño, edición, escritura, etc.) le sobra con su móvil o su tableta y no necesita renovar sus equipos si es que todavía los conserva. Casi todas sus necesidades (buscar información, reservar viajes, hacer la compra y un largo etcétera)
se ven bien cubiertas con un móvil, un navegador y algunas apps.
Sin embargo, los profesionales del sector todavía necesitan PCs de sobremesa o portátiles potentes para producir. Se resiste a desaparecer un mercado de productos para generar y crear contenidos (y, ya que se tienen estos dispositivos, para consumir esos contenidos). También para usar software sólo disponible, hasta ahora, en estos ordenadores, de forma cómoda con una gran pantalla y unos periféricos adecuados.
La llegada masiva de programas “de escritorio” a los dispositivos portátiles, que sin duda se producirá no dentro de mucho, cambiará este panorama. Cualquier persona sólo tendrá móvil y/o tableta, incluidos los profesionales, que sólo necesitarán conectar su potentísimo aparato de 600 gramos -que habrán sacado casi del bolsillo- a una pantalla gigante y un teclado y ratón para trabajar y producir. Y, luego, lo desconectarán.
Por supuesto, esto no sucederá sólo con productos de Apple. La tendencia es global. Las Surface de Microsoft ya suponen prácticamente este concepto de minidispostivo hipervitaminado. Chrome OS (que ya admite aplicaciones de Android y es más potente que este último) está disponible ya para tabletas. La convergencia hacia móviles y phablets con unos sistemas operativos que nacieron sencillos pero que serán más que suficientes para el 100% de usuarios y la ejecución de cualquier software, es cuestión de poco tiempo.
¿Y cómo nos afecta esto a los gabinetes de comunicación universitarios? Pues como un torpedo en plena línea de flotación. La estructura de información en nuestras webs y aplicaciones, los diseños de interfaces, el formato de los textos y audiovisuales… en definitiva, toda la experiencia de usuario en los servicios ofrecidos deberá debe ser rediseñada al 100% para un público 100% portátil.
En un futuro muy cercano tendremos una población “no profesional” con uso casi exclusivo de móviles y algunas tabletas y otro conjunto -mucho más reducido- “profesional” con tabletas potentes más periféricos y móviles. Pero ambos grupos formará parte de un 100% de población que estará usando durante la grandísima mayor parte de su tiempo dispositivos con un tamaño de pantalla muy reducido y en movilidad.
Un mobile-first real que obliga a diseñar todo teniendo en cuenta las pantallas pequeñas y el movimiento, para después -y sólo si es muy necesario por alguna rarísima particularidad-, preparar una versión diferente para una pantalla de más de 12 o 13 pulgadas.
Es un gran reto para unas estructuras universitarias acostumbradas durante décadas al PC de sobremesa y que históricamente ha creado para un usuario al que imaginaba idéntico: sentado frente a la pantalla, navegando y consiguiendo su información en un Windows. Pero un reto, a la vez, inevitable y que será mejor afrontar cuanto antes.