Leí esta semana una idea encantadora: Batman es el James Bond de los súperheroes: siempre habrá un nuevo elenco dispuesto a interpretar al mejor agente secreto del mundo. Si el 007 es un eficiente showroom de artículos de lujo, Batman retrata el estado político de Occidente. Si Batman & Robin era una pelicula inocente, es porque el mundo estaba en ese viaje de Boy/Girl bands y en crecimiento permanente. En 1992 Batman venía de la Guerra Fría a colorear la oscuridad. Este Batman es un Batman en plan deconstrucción. Él sabe que necesita terapia, que lo van a funar por ser hijo de un millonario en plan político, pero a la vez los hombres que lo rodean también lo están, hasta que no se diga lo contrario. Batman, nuestro fascista favorito, vuelve a la calle. La fotografia, la banda sonora, y la caja de sorpresas no para. No es la mejor pelicula de Batman, pero si es la mejor película sobre Batman. Y ya eso es de enorme alegría. Cinco jumbitos. Vayan a verla.